martes, 30 de junio de 2009

FOLKLOR Y TURISMO

CHAMPA TIKRAY O KUCHUSCHA… FESTIVIDAD ANDINA EN PASCUA DE RESURRECCIÓN

De “ Huancavelica…Manantial, Raíz y Frontera” de Orlando Contreras Osorio.

Las noches del huaylas trilla, las madrugadas del sábado gloria y en toda circunstancia donde se tenga que mostrar el espíritu varonil del campesino huancavelicano, del chopqa, del huayanay u otra escala geográfica del Departamento, surge la disputa deportiva y primacía del indio fuerte, del indio retador . Del hombre dispuesto a pelearse por su honor. Toda esta galanura viril se llama en el mundo mágico del indio peruano y huancavelicano - Champa Tikray o kuchuscha, que literalmente en español se traduce como voltear el césped con raíz y tierra o medir la fuerza mediante el juego contundente de los codos. En esencia, significa pulsar fuerzas entre amigos o rivales. Este original deporte peruano, con bucólico aroma a tierra, se suele practicar en las noches cuando la serenidad de las estrellas y la luna riegan su esplendor por los campos donde se esparce el fruto materno del trigo o la dorada cebada. En medio de este paisaje brota la alegría y juego. Reminiscencia incásica que se alterna con el trabajo de separar el grano de la espiga. De la fibra bíblica del trigo o la serena cebada.
Esta cita se colorea con timbradas canciones de pasñas, que en común concordancia trituran la espiga para obtener el grano. Allí es donde surgen los gladiadores andinos con gestos o movimientos retadores. El mas audaz se pone en cuclillas dentro de un círculo de personas que ha sido previsto por los propios asistentes: maqtas y pasñas (jóvenes y señoritas) De esta manera se testimonia el reto público. En el instante aparecerá el contrincante, como caído del cielo.

En muchos casos, esta lucha es la manifestación de una declaración amorosa ante la mujer requerida que observa. El hombre demostrará su gallardía y fortaleza en el encuentro de titanes, en medio de la música rítmica de la bandurria o el romdin (armónica) y las voces coreográficas de las pasñas. Allí surge el momentáneo rival, también poniéndose en cuclillas con los brazos cruzados, cogiéndose los codos con un grito de satisfacción y correspondencia, llamado guapeo. Los dos ágiles rivales se ponen de pie y con la advertencia del tanteo, uno de ellos pondrá el brazo flexionado, con la punta del codo jugando entre el pecho y la espalda del rival. Después de este tanteo que se repite entre dos o tres veces, en la misma posición dará un giro violento y fuerte para depositar enérgicamente el codo en la espalda del rival. Este golpe artero tiene que ser contundente. El rival recibe estoicamente el golpe, sin mostrar dolor ni exteriorizar queja alguna. Guapeando a los aires nocturnos con voz de triunfo y seguridad. Luego se cambian los papeles. El agresor circunstancial, ahora será agredido, el que recibió el golpe será el que tenga que lanzar otro golpe que se asentará en la altura de los pulmones. De seta manera alternarán el juego hasta que uno de ellos sea expulsado con un contundente codazo y se sienta derrotado o simplemente se haya desplomado como un gigantesco quinual.
Los conocedores de estas lides, los expertos, son capaces de destrozar el pulmón del contrincante. En muchas oportunidades la sangre tuvo que alimentar el dorado piso de la cebada.
Estas acciones de pugilato y labor fabril suceden en las noches de trilla.
En otras circunstancias, “baños pampa” o la plaza de Santa Ana son escenarios de este tipo de primacía varonil. Encuentros que se realizan con motivo de Sábado Gloria en los días finales de la Semana Santa huancavelicana.
En esta oportunidad son más serias las peleas entre retadores. Muchas veces manifiestan sus diferencias atávicas de tierras, familias o simplemente la rivalidad comunal. En mas de una oportunidad se hizo presente la muerte de uno u otro comunero.
Esta algarabía de fuerza y amor a la tierra, se viste de luces y colores encendidos en el ropaje elegante y armonioso de los Matas, a la vez serio y taciturno, con el fondo negro de su ropaje. Predominio oscuro por el luto eterno de su estirpe avasallada. Chaqueta y pantalón (WARA) negros. Los sombreros adornados con flores silvestres, son el distintivo ceremonioso de la soltería. Los maquetos o sobre mangas con figuras y colores poéticos; más los ponchos cortos constituyen el traje de parada de los hombres andinos del campo. Es una rima de colores armoniosos. Es un privilegio escogido para los jóvenes. Las mujeres llevan blusas de colores llamativos, cubiertas por una manta (pulla) con motivos incaicos, el cabello trenzado con multicolores borlas, faldones de paño negro, que discretamente cubren dos o tres faldas interiores llenas de colores y adornos llamativos.
La indumentaria que comentamos, es hoy en día, una industria caracterizada de estos comuneros conocidos como los “Chopas”, etnia solidaria y heredera del antiguo Perú.
“El Champa taray“ termina con la canción indulgente y calor amical. No hay rencores que guardar. Junto a ellos, continúan los compases estentóreos del charango y alguna voz matinal que se aleja. Y se vuelve a la rutina de los días de fiesta.

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